Tijuana
Morir por perder peso: la trágica ruta de cinco mujeres hacia clínicas en Tijuana
Desde 2010, al menos cinco mujeres de California han perdido la vida tras someterse a cirugías estéticas en clínicas de esta ciudad fronteriza en México. El caso más reciente es el de Irma Sanz, quien fue sepultada a principios de este mes en Los Ángeles luego de morir por complicaciones durante una liposucción, realizada en una ‘clínica’ que visitamos para darnos cuenta de que era solo una fachada en internet.
LOS ÁNGELES, California.- Dos semanas después del entierro de Irma Sanz en Los Ángeles, las autoridades mexicanas clausuraron la clínica en Tijuana a la cual acudió en secreto para que le realizaran una liposucción de bajo costo. Las complicaciones durante la cirugía habrían provocado que la mujer entrara en coma y perdiera la vida en un hospital de San Diego el pasado 11 de noviembre.
El caso de Sanz, quien falleció a los 51 años, ha vuelto a encender las alertas sobre la atención médica de menor costo que se brinda en Baja California, entidad donde se encuentra Tijuana, y cuya oferta de salud es tan grande que no solo recibe pacientes de California, Arizona y Texas, sino de lugares más lejanos, como Nueva York, Canadá e Inglaterra. Alrededor de 2.4 millones de personas llegaron a sus clínicas en 2016 y se esperaba que el sector cierre este año con un notable incremento del 20%.
Pero al otro lado de la frontera reconocen que, pese a los esfuerzos, incluyendo una legislación más estricta, no han evitado que personas sin certificación realicen cirugías estéticas, que promueven con éxito en internet. El doctor que había operado a Sanz, Guillermo Díaz Vergara, es un buen ejemplo: no está registrado como especialista en las dos organizaciones de médicos cirujanos más grandes de Baja California.
Su clínica, Embellécete Grupo de Cirugía Estética, aparenta ser una fachada en internet. En una página web que ya han cerrado se promovían como “un grupo de profesionales de prestigio” que funcionaba en Tijuana desde hacía ocho años.
Univision Noticias acudió hace unos días al domicilio proporcionado por este centro médico, pero se llega a otro negocio, ‘Master Clinik’, ubicado en el octavo piso de las llamadas Torres de Aguacaliente. Una secretaria explicó que la clínica del doctor Díaz Vergara no operaba allí y que este “a veces” atendía a sus pacientes en el lugar. No está claro si allí fue operada Sanz.
En un comunicado enviado a este medio, la Secretaría de Salud de Baja California informó que dos centros de Díaz Vergara han sido clausurados en medio de la investigación por el caso de Sanz. “El director de Protección contra Riesgos Sanitarios nos comenta que el consultorio y la clínica están suspendidas”, dijo una vocera del organismo e indicó que las averiguaciones continúan.
Al momento, las autoridades mexicanas no han informado si han tomado alguna acción en contra de Díaz Vergara, quien no ha respondido a la petición de un comentario sobre lo ocurrido que le ha enviado Univision Noticias en varias ocasiones.
Los familiares de Sanz creen que ella se enteró de la clínica a la cual acudió a través de grupos en Facebook. Le llamó la atención que le cobraban menos que en California. Luego contactó a un intermediario que recogió su depósito, concertó una cita y acordó que un conductor de Uber la recogiera en Downey (donde residía) y la llevara a Tijuana el 27 de octubre.
Pero regresó a Los Ángeles dos meses después solo para ser sepultada.
“El internet nos ha hecho daño”
Enrique Schultz, presidente del Colegio Médico de Tijuana, en el cual están congregados más de 600 doctores, entre estos cirujanos, no duda que el caso de Sanz ha impactado negativamente al llamado ‘Turismo Médico’, que genera unos 800 millones de dólares al año. Por eso él se concentra en resaltar que hay muchos doctores de alto profesionalismo en esa ciudad.
“Por ley, en este país todos los especialistas deben estar debidamente certificados”, dijo en una entrevista Schultz, quien, por otro lado, señala que las complicaciones médicas y muertes “son inevitables en cualquier parte del mundo”.
“En Tijuana tenemos la calidad suficiente, excelentes médicos en todas las áreas”, enfatizó.
Tras un descalabro económico que tocó fondo en 2011 debido a la guerra entre narcos y el gobierno mexicano, los centros de salud de Tijuana han visto un repunte este año y las redes sociales se han vuelto un arma de doble filo: promueven por igual a cirujanos autorizados y falsos.
“El internet nos ha hecho daño, porque hay médicos no certificados que se anuncian y se anuncian”, advirtió Schultz.
La liposucción que se realizó Sanz es el segundo procedimiento cosmético más común en EEUU, después del aumento de senos, con más de 235,000 procedimientos en 2016, según la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos. Esta cirugía que reduce la cantidad de células grasas en una parte específica del cuerpo, conlleva riesgos como sangrado, reacciones negativas a la anestesia y, en raras ocasiones, la muerte.
Aunque los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) alertan que el ‘turismo médico’ ha sido asociado con complicaciones de salud, incluyendo infecciones, reportes indican que el 90% de los 750,000 pacientes estadounidenses que viajaron al extranjero buscaban tarifas más bajas en una gran variedad de atención médica, desde endodoncias hasta cirugías a corazón abierto.
Mientras las estadísticas sobre la mortandad por cirugías estéticas son difíciles de obtener en Baja California, al igual que los reportes sobre médicos sancionados, allá niegan que sea un problema grave. De hecho, indican que en 2016 solo recibieron diez quejas de pacientes extranjeros, de las cuales nueve las resolvieron mediante conciliación.
Los fallecimientos
Pero estos datos inconclusos contratastan con graves acusaciones que siguen apareciendo en la prensa. Poco después de la difusión del caso de Sanz, Jessica Ballandby, relató al diario Arizona Republic que pensó que moriría cuando después de una cirugía para perder peso en una clínica de Tijuana despertó con el estómago ensangrentado.
El doctor que la operó, Mario Almanza, ha sido acusado por varios pacientes que alegan que resultaron con heridas después de sus operaciones, e incluso se le vincula con la muerte de Angie Stidum, una afroestadounidense de San Diego que murió en enero de 2016 después de estar en coma durante varios meses. La mujer viajó a México en marzo de 2015 para una cirugía de bypass gástrico porque le preocupaba su sobrepeso y presión arterial.
De 2010 a 2014, los medios han reportado las muertes de por lo menos tres mujeres de California que acudieron a Tijuana para que les realizaran cirugías estomacales. Con los casos de Irma Sanz y Stidum, se sumarían al menos cinco fallecidas.
El 22 de mayo de 2010, María de Lourdes Trinidad Mendivil, de 48 años y residente de San Diego, acudió a la clínica Millennium Cosmetic & Laser Institute, en la zona Río de Tijuana, para que le extrajeran grasa de su abdomen, pero falleció de un ataque al corazón. Posteriormente, el hospital fue clausurado por las autoridades mexicanas y luego fue arrestado el cirujano Louis May Villanueva.
Un año después, el 26 de mayo de 2011, Cheronna Marie Williams, de 33 años y vecina de Chula Vista, California, perdió la vida cuando se le realizaba una cirugía estomacal en la clínica del doctor Pedro Kuri en Tijuana.
Y en 2014, Roseann Falcon Ornelas, residente del norte de California, murió debido a complicaciones tras una abdominoplastia e inyecciones para agrandar sus glúteos que le aplicaron en un hospital de Mexicali, Baja California.
Para contrarrestar las malas experiencias, el Comité de Turismo y Convenciones de Tijuana (COTUCO) lanzó este año la campaña ‘Tijuana Sana’, que a través de un directorio electrónico promueve clínicas, doctores, centros dentales, farmacias, laboratorios y servicios complementarios, como hoteles y restaurantes.
La iniciativa se presentó en Los Ángeles en abril pasado como una opción para los miles de inmigrantes que carecen de cobertura médica o buscan costos más bajos (el grupo Patients Without Borders considera que los estadounidenses ahorran allá hasta un 65% en los tratamientos clínicos).
Pero la familia de Sanz advierte que al cruzar la frontera los pacientes se ponen en las manos de desconocidos. “Por ahorrarse unos pesos no vale la pena ir a Tijuana”, advierte su sobrino David Reynoso. (UNIVISION)