Opinión

Altisa; sinónimo de muerte y corrupción en Tijuana 

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Por décadas esto ha sido así, Vialidad y Transporte se ha sometido a los caprichos de empresarios de dudosa reputación

Tijuana.- La prepotencia e intolerancia con la que se conducen los chóferes de la empresa de transporte masivo “Altisa” no es ocasional ni por casualidad, millones de pesos en sobornos y dádivas a la autoridad encargada de sancionarlos les da el derecho de creer que pueden hacerlo.

Por décadas esto ha sido así, Vialidades y Transportes se ha sometido a los caprichos de empresarios de dudosa reputación metidos a permisionarios transportistas que vienen y hacen lo que les viene en gana con la seguridad e integridad física de pasajeros y transeúntes y conductores.

De aquí parte en esencia el comportamiento bestial de los trabajadores de Altisa, quienes mediante el ejemplo empresa aprendieron a que las leyes se corrompen y que “con dinero baila el perro” y si ellos quieren, ni el baile le pagan como sucede con algunas personas que fueron víctimas en sus choques y no fueron indemnizadas.

A la empresa Altisa le importa maldita cosa que pierdan vidas, no es capaz de mantener las unidades en buen estado y darles una constante capacitación a sus trabajadores a fin de que se desempeñen correctamente y con ello, bridar un poco más de seguridad a los miles de usuarios que utilizan dicha línea de transporte. 

Raúl Felipe Luevano, secretario de gobierno municipal, ya intentó revocarles la concesión por el caso Brandon y Javier Salas, director de Vialidades se ha comprometido a ponerle un alto a los abusos que cometen a diario los choferes del todas las líneas de trasportes; incluyendo a los de Altisa.

La ciudadanía llegó a su límite y necesita pruebas contundentes que den fe de las sanciones severas que recibirán los transportistas que incurran en accidentes originados por los choferes y unidades en mal estado como es costumbre de los propietarios de Altisa Víctor, Rosana y Ludivina Sevilla a quienes deben recordarles que las leyes se hicieron para respetarse y no para corromperlas.

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