Opinión

Altoparlante: El lucro deportivo

Publicado

en

El lucro deportivo

Ya se hizo costumbre que con el pretexto de apoyar el deporte se destinen indebidamente recursos públicos en beneficio de las empresas propietarias de los equipos de beisbol en Sinaloa.

Indebido, puntualicemos, porque los dineros del pueblo no deben ser utilizados para el lucro de particulares, y eso es lo que sucede con ese deporte profesional en nuestra entidad, por más que nos repitan el cínico embuste de que los estadios donde juegan los Tomateros, Venados y Cañeros nos pertenecen a los sinaloenses.

Muy efectivo ha resultado el gastado numerito de esos empresarios, que lloran a todo lo que da, porque disque apenas sacan para los gastos.

En Culiacán resultan un insulto mayúsculo las reiteradas amenazas de la familia Ley, de que les regalemos dinero o se van con sus Tomateros a donde los traten menos mal.

El de la capital sinaloense es el estadio con más boletos vendidos, con precios elevados para entrar, comer y beber; con ingresos muy importantes tanto en publicidad como en las transmisiones por televisión a nivel local, nacional e internacional.

Los empresarios son en realidad los dueños–para el caso es lo mismo si se da en la informalidad o en la informalidad–, y estos inmuebles “públicos” operan también como sitios de renta para espectáculos o eventos diversos, con ganancias que van a favor de los particulares.

Que son una importante fuente de empleos, alegan, y nomás falta que les paguemos también los salarios de quienes ahí trabajan.

Está muy claro que, con nuestros impuestos, los empresarios beisboleros incrementan de manera notable sus ingresos, sin que veamos la necesaria y obligada recompensa.

Alegarán quizás que existe en términos de fomento al deporte y hasta en el pago de impuestos; en lo primero resulta muy cuestionable, mientras que en lo segundo hay una añeja sospecha de transas, por la falta de transparencia y de rendición de cuentas en lo que se refiere a las “concesiones” públicas de los estadios, para uso privado.

Con lo invertido en la construcción del nuevo estadio de Culiacán y lo que se gastará en las remodelaciones de los de Mazatlán y Los Mochis, sumarán más de mil millones de pesos de los presupuestos estatal y municipales; grandes cosas se harían con ese dinero, en apoyo real al deporte.

Los empresarios no ponen ni un cinco, porque “los estadios son del gobierno”.

En el de los Tomateros, hay que referir que no han aclarado ni aclararán lo que se gastó, y menos lo que tendríamos como “recuperación”; ahí quedó, como si nada, el señalamiento hecho por el entonces gobernador Mario López Valdez de que los dueños de la novena guinda cambiaron por sus pistolas varios aspectos de la obra, con un incremento en los costos tan abusivo como ilegal.

Ciertamente, no estamos descubriendo el hilo negro.

Pero siempre será preferible señalar una vez más lo indebido, a ser cómplices en el silencio.

 

NO HAY, NO HAY

 

Tan fregados que estamos, y para donde miremos lo único que encontramos son opciones políticas que vendrán a darnos más de lo mismo, a jugarnos el dedo en la boca para seguir con las corrupciones y las complicidades.

Caen en un grave error quienes señalan al PRI como el único o casi el único partido emblema de la corrupción, porque lo mismo observamos en el resto de los partidos políticos nacionales, PAN, PRD, MORENA y demás.

Votar por el menos malo o ejercer el llamado voto útil en espera de que no gane la opción más odiada o menos deseada, parece el único camino a seguir para muchos de los ciudadanos.

Sin que falten los ingenuos y los optimistas, por supuesto.

Tendencia

Salir de la versión móvil