Opinión

Altoparlante: Pejelocatel

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Pejelocatel

Dice conocido proverbio popular que mal comienza la semana para el que ahorcan el lunes, y aplica ni más ni menos que para el presidente de la república electo, Andrés Manuel López Obrador.

Y es que, apenas unos días de su contundente victoria electoral, el tabasqueño quedó exhibido a nivel nacional como mentiroso y farsante por varios de quienes formarán parte de su gobierno.

Cuña apretada y del mismo palo, ya que con refranes andamos.

Como es de esperarse, surgen de inmediato los defensores de ya saben quién para insultar y exigir que nos esperemos a que el peje asuma formalmente las riendas del poder; pero cuando ya sea presidente, encontrarán otro pretexto para reclamar otra vez.

Por eso el título de nuestra columna de hoy, porque están desaparecidos muchos de aquellos que al votar por López Obrador aseguraron que cumpliría sus promesas, que no nos iba a fallar, y cuando se les señalaba como cómplices dejaron repetidamente muy en claro que serían vigilantes estrictos de lo que diojito haga o deje de hacer, y que reclamarían de inmediato cualquiera de sus incumplimientos.

Esos supuestos buenos ciudadanos simplemente se hacen los occisos, incapaces de entender y aceptar que tendremos en la presidencia a todo un Pinocho que engañó con descaro a millones de mexicanos y que con el mayor de los cinismos se la pasó vendiendo espejitos.

Con excepción entre los engañados, en honor a la verdad, de aquellos que públicamente dijeron que su voto por el peje era nada más para que en los próximos seis años nos robe un presidente de un partido político distinto.

Cuánta tristeza ver el desprecio con el que el próximo gobierno trata al pueblo de México: lo que se dijo en las campañas ya quedó atrás, y tenemos que apechugar frente a la verdadera realidad.

Por si usted no lo sabe, entre las “aclaraciones” y desmentidos a varias de las promesas tan cacareadas por López Obrador está la de que las gasolinas continuarán subiendo de precio.

Eso de que no habrá más gasolinazos fue una farsa que hoy nos rectifican, con una justificación que raya en los mayores extremos del cinismo: no se puede estar en contra de los mercados.

Con una puntualización imperdible, de que sobre los precios de las gasolinas continuarán las prácticas asumidas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.

¡A poco no está como inmortalizar esta frase, por su relevancia histórica!

Porque, recordemos, se la pasaron diciéndonos que esa política de precios no podía continuar porque era bien abusiva, toda una serie de atropellos en contra del pueblo de México.

Lo de la farsa en cuanto a las gasolinas es apenas una de muchas reversas morenistas.

Ya nos están diciendo que lo más seguro es que el aeropuerto se construya en el mismo lugar en que está programado; que siempre no desaparecerán al Estado Mayor Presidencial y que AMLO sí tendrá guaruras a su servicio; que también es mentira el compromiso de regresar a sus cuarteles al Ejército y a la Marina desde el primer día de gobierno; y varios etcéteras más.

Confirmación plena de que se eligió como presidente a un farsante.

Por más que insistan algunos desde los cocodrilos voladores a decirnos que tenemos que esperar a que Andrés Pinocho López Obrador asuma el poder, y que a partir de diciembre comencemos a ver lo que se hace, en laadvertenciay pretexto de que los del PRIAN nos dejaron un desastre como país.

Las proclamas previas de ser ciudadanos responsables y votar por alguien que no nos va a fallar, tiradas ipso facto al cesto de la basura.

Con la república de la intolerancia a todo lo que da, repudiando las libertades de pensar y opinar.

Si alguien se atreve a cuestionar al tabasqueño, de nuevo encontramos la inmediata cascada de insultos y descalificaciones.

La verdad y la razón les importan un soberano cacahuate.

Miserables que nos gobernarán, solapados por ciudadanos miserables que se niegan a asumir la alta responsabilidad de vigilar y reclamar lo que se hace mal, sin distinción de colores.

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