Opinión

Altoparlante: ¿Propiedad privada?

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¿Propiedad privada?

Leí y escuché con asombro declaraciones del Secretario de Educación Pública y Cultura del gobierno de Sinaloa, Enrique Villa Rivera, sobre la posibilidad de venderle al club Tomateros de Culiacán el terreno en que se ubica la Secundaria Federal número 2.

Me enteré poco antes que el mismo club hizo un ofrecimiento a las autoridades de la misma escuela, de construirles espacios deportivos equivalentes a una inversión de alrededor de cuatro millones de pesos, a cambio de poco más de seis mil metros cuadrados para espacios de estacionamientos de los asistentes al estadio.

Y me brincó, porque se supone que el estadio es un bien público, concesionado para un uso específico a favor de la novena culichi.

¿Por qué entonces el intento de negociación para despojarle a esa escuela parte de su terreno, por parte de un particular que pretendería sumar ese espacio a un bien que supuestamente no le pertenece?

¿Por qué el gobierno estatal informa públicamente sobre la posibilidad de venderle la totalidad del terreno de la escuela al Club Tomateros de Culiacán, que nos han dicho y recontradicho es una empresa privada que usa un bien público por un tiempo determinado?

Sobre la primera pregunta, señalamos que habría despojo por el abuso de la oferta hecha a directivos del plantel: suponiendo sin conceder que los particulares harían las obras que prometen, encontramos en la negociación que cada metro cuadrado de terreno a adquirir por el Club Tomateros tendría un precio de bastante menos de mil pesos.

Un robo descarado, tomando en cuenta la ubicación privilegiada del terreno.

Sobre la posibilidad señalada por el secretario de educación estatal, pues ya no sabe uno si ponerse a reír o a llorar, en el supuesto de la aceptación oficial de que el estadio de los Tomateros para nada le pertenece al pueblo.

Que eso de las concesiones, ampliadas cada vez que se vence el plazo, sólo sirve como tapadera para esconder la verdad.

Cómo entender que se pretenda sumar una propiedad privada a una pública, para lo mismo.

Por otra parte, nos resulta inexplicable la oferta hecha por el Club Tomateros a directivos del plantel en mención, como si ellos fueran los dueños del terreno.

Parece que se prepara el camino para ampliarles a los hermanos Ley el terreno “concesionado”; por eso el insistir sobre los riesgos del peligro en que reciben sus clases los alumnos de la Secundaria Federal Dos, con un edificio muy viejo en un Culiacán que ahora nos damos cuenta es zona sísmica y peligrosa.

Hay que proteger a los muchachos, y evitar una desgracia.

Como dice la canción de Gabilondo Soler, propaganda que hace el caminito de la escuela a propiedad de los dueños del equipo de beisbol.

Demasiadas casualidades para nada pueden serlo de verdad.

Todavía no se nos explica bien cuánto nos costó el estadio, con muchos millones de pesos del pueblo gastados ahí, y todo indica que valoran ya la idea de ampliarles el terreno.

No tienen llenadera.

¿O sí?

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