Opinión

Altoparlante: Votar por botar

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Votar por botar

Con cuánto cinismo, la Comisión Federal de Electricidad y el gobierno federal insultan al pueblo de México al asegurar que los mexicanos tenemos tarifas eléctricas subsidiadas, y que pagamos sólo una parte de lo “justo” y debido.

Tan buenas gentes, según ellos, cuando la realidad los exhibe como ridículos y desvergonzados, por decir lo menos.

Es que, aun presumiendo sin conceder, este alegato gubernamental de que nos subsidian termina hecho pedazos ante una verdad insoslayable que nuestros gobernantes y directivos eléctricos olvidan: la CFE nació y opera con dinero pagado por el pueblo de México.

O lo que es lo mismo, les damos dinero para que generen electricidad, y aparte nos la cobran.

Pagamos entonces mucho más de lo que deberíamos.

Tan claro está lo anterior que ni prender el foco necesitamos para verlo, partiendo de que esa paraestatal trabaja con financiamiento público.

Hay dos tipos de pendejez: la que se tiene por nacimiento, y la que se asume en la creencia de que los demás son incapaces de advertir cuando alguien comete pendejadas.

No entienden Enrique Peña Nieto y sus achichincles que los mexicanos estamos hartos de la falta de sensibilidad de quienes nos gobiernan.

Cientos de miles de ciudadanos emitirán el año próximo un voto de castigo en contra del PRI, nomás porque nos han visto y nos quieren seguir viendo la cara de tontos.

Las tarifas domésticas de electricidad que pagamos en México son más caras que las de Estados Unidos y Canadá, a pesar de que el ingreso salarial en nuestro país es mucho menor que en el de las dos naciones del norte.

En México, pues, sufrimos tarifas eléctricas abusivamente elevadas, con salarios muy bajos.

El abuso es doble, y la desvergüenza gubernamental mayúscula.

Con justicia, la sociedad reclama que los costos de la luz se correspondan con el poder adquisitivo de las mayorías.

Es un crimen, que al recibir el recibo muchas familias queden en la disyuntiva de pagarlo o comer.

El hartazgo social es creciente, y prácticamente todos los partidos políticos, con excepción del PRI, enarbolan el reclamo de la reducción de esos cobros.

Lo han hecho antes, sin éxito; al gobierno federal le ha valido siempre un cacahuate, tanto en los tiempos tricolores como en los del PAN.

No parece quedar otro camino que el de votar para botarlos.

Hay que dejar de ser un pueblo agachón y desmemoriado, que olvida y perdona los agravios cometidos por nuestros pícaros gobernantes y representantes populares.

Nos han robado muchas veces y lo siguen haciendo, precisamente porque no hemos sabido reclamar y castigar.

Al cabo que no pasa nada, dicen con razón los que gobiernan.

Si el partido de sus amores no sirve para nada, sea gobierno u oposición, castíguelo votando por una opción diferente.

Porque ya basta.

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