Internacional
Así es como China ha vaciado una ciudad de 6 millones de habitantes para el G-20
Un tercio de los habitantes de Hangzhou se han marchado de la ciudad durante la cumbre mundial
China se ha vestido de gala para recibir a veinte de los presidentes más importantes del mundo. En la Cumbre del G-20, los mandatarios han hablado sobre temas de gran calado como las economías emergentes o la crisis de los refugiados.
Una de las cosas que más ha llamado la atención, sin embargo, ha sido el fantasmal aspecto de Hangzhou, la ciudad donde se ha celebrado.
En realidad, Hangzhou es una de las capitales más importantes del país. En ella conviven casi nueve millones de personas y tiene una extensión de más de 16.000 kilómetros. Sin embargo, durante los primeros días de septiembre se ha vaciado por completo, quedándose a merced total de los líderes mundiales.
Nadie esperaba que esto ocurriera, pero se trata de una estrategia llevada a cabo por el presidente Xi Jinping para garantizar la paz total durante la celebración del evento.
760.000 ciudadanos se han prestado voluntarios para vigilar las calles.
Para ello, el Primer Ministro declaró siete días de fiesta en el trabajo, lo que convenció a un tercio de la población a salir de la ciudad.
Así, la red de transporte público china se ha visto abarrotada durante la última semana, pero no por los visitantes que acogería Hangzhou sino por la gran cantidad de personas que han decidido hacer caso a su líder y desalojar la ciudad para no comprometerla.
Miles de residentes fueron ordenados a vaciar los bloques de apartamentos que rodean el centro de convenciones dónde se han reunido los líderes mundiales para prevenir ataques desde lo alto. Los disidentes políticos, por su parte, han sido puesto bajo arresto domiciliario o obligados a abandonar la ciudad por los agentes de seguridad.
Otros, un total de 760.000 ciudadanos, han asistido como voluntarios para vigilar las calles y evitar que ningún tipo de crimen pueda materializarse. Se trata de una cuestión de estado que afecta de lleno a todos sus habitantes, por lo que muy pocos han tenido dudas a la hora de ayudar a su país para que el recibimiento sea lo más ejemplar posible.
Todo por la apariencia.
“Nos dijeron que esto era algo que solo sucedía una vez en la vida. Y si algo ocurría mientras Obama estaba aquí, los funcionarios podrían ser despedidos, por lo que nos dijeron ‘por favor, marchaos’”, comenta Li Yindeng, propietario de una tienda de fideos.
La noticia no ha sentado bien a todo el mundo. Wu Yuhua, por ejemplo, es propietario de una tienda de bricolaje y se ha quejado de las pérdidas que le ha ocasionado el éxodo de estos días. No obstante, todos parecen entender el motivo por el cual se realiza tal acto.
Incluso, en ciudades alejadas como Pekín también se ha reforzado la seguridad para impedir cualquier tipo de disturbio. Cualquier esfuerzo parece poco para los ciudadanos chinos. Y es que el objetivo está claro: demostrar que China merece más que nadie su puesto en el G-20.