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El deporte blanco despide a Sir Andy Murray: el adiós a un genio en Paris
Integrante de los otrora Big Four del deporte blanco, el cuerpo no dio tregua a un jugador como Andy Murray, inspiración de amateurs y profesionales, quien cerró su ciclo deportivo en los JJ.OO. de París.

Acompañado de su compañero y amigo Daniel Evans, que no podía evitar las lágrimas de emoción, aplaudido por sus rivales, los estadoundenses Taylor Fritz y Tommy Paul, y ovacionado por la grada que coreó una y otra vez su nombre, Andy Murray puso fin a su carrera como jugador, derrotado en los cuartos de final de dobles por 6-2 y 6-4.
Mientras los norteamericanos celebran su pase a la lucha por las medallas citados con los australianos Mathew Ebden y John Peers, Andy Murray se dirigió al centro de la pista del recinto Suzanne Lenglen, brazos en alto y el gesto contrariado. Cabizbajo y agradecido a la vez.
Era un adiós definitivo. Anunciado pero definitivo. El último. Habían resucitado una y otra vez en las rondas previas a base de salvar puntos de partido una y otra vez. Ocurrió con los belgas Sander Gille y Jonan Vliegen y también, antes, con los japoneses Taro Daniel y Kei Nishikori.
Pero los estadounidenses son otra cosa. No hicieron concesiones y firmaron la última historia sobre la pista de uno de los jugadores más grandes de la historia reciente. Andy Murray, marcado por las lesiones, por su afán de volver, por su lucha contra las limitaciones.
Fue el culpable de que durante un tiempo, nada corto, el legendario ‘big three’ fuera un ‘big four’. A las andanzas exitosas de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic se había sumado, desde hacía algún tiempo, el británico Andy Murray que este jueves caluroso de julio en París dijo adiós a su carrera profesional tras ser eliminado, junto a su amigo Daniel Evans, del torneo de dobles de los Juegos Olímpicos, el torneo, probablemente, que más gloria dio al escocés de ahora 37 años.
Mientras los norteamericanos celebran su pase a la lucha por las medallas citados con los australianos Mathew Ebden y John Peers, Andy Murray se dirigió al centro de la pista del recinto Suzanne Lenglen, brazos en alto y el gesto contrariado. Cabizbajo y agradecido a la vez.
Era un adiós definitivo. Anunciado pero definitivo. El último. Habían resucitado una y otra vez en las rondas previas a base de salvar puntos de partido una y otra vez. Ocurrió con los belgas Sander Gille y Jonan Vliegen y también, antes, con los japoneses Taro Daniel y Kei Nishikori.
Pero los estadounidenses son otra cosa. No hicieron concesiones y firmaron la última historia sobre la pista de uno de los jugadores más grandes de la historia reciente. Andy Murray, marcado por las lesiones, por su afán de volver, por su lucha contra las limitaciones.
Fue el culpable de que durante un tiempo, nada corto, el legendario ‘big three’ fuera un ‘big four’. A las andanzas exitosas de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic se había sumado, desde hacía algún tiempo, el británico Andy Murray que este jueves caluroso de julio en París dijo adiós a su carrera profesional tras ser eliminado, junto a su amigo Daniel Evans, del torneo de dobles de los Juegos Olímpicos, el torneo, probablemente, que más gloria dio al escocés de ahora 37 años.
Con información de Forbes
JE