Ciencia
La asombrosa vaquita marina mexicana, una batalla contra la extinción
Los humanos hemos extinguido cuatro especies de mamíferos marinos: la vaca marina de Steller en 1768, la foca monje del Caribe en 1952, el lobo marino japonés en 1970 y el delfín de río chino en 2006. ¿Será la vaquita la quinta?
La vaquita: el cetáceo más pequeño y amenazado del planeta. Pocas especies de mamíferos marinos han atraído tanta atención mundial como la vaquita. Esta pequeña marsopa, que únicamente vive en el norte del Golfo de California en México, es reconocida por los parches oscuros que rodean sus ojos y boca, lo que le ha valido el apodo de “el panda mexicano”.
Es la especie más pequeña de cetáceo, un grupo que incluye a los delfines y las ballenas, con una longitud máxima de 1.5 metros y peso de menos de 50 kilogramos; los machos son ligeramente más pequeños que las hembras. Su aleta dorsal es triangular y alcanza la altura de un cartón de leche, visible brevemente durante sus respiraciones en la superficie del agua.
Más allá de su apariencia distintiva, la vaquita simboliza una crisis ambiental que ha puesto a prueba la voluntad de México, y del mundo, para evitar su extinción. Su mayor amenaza ha sido, y continúa siendo, la captura incidental en redes de pesca agalleras legales e ilegales, en las que queda atrapada y muere asfixiada. A pesar de ser una especie que sólo se encuentra en nuestro país, las acciones para protegerla han llegado tarde o han sido insuficientes, y hoy está al borde de desaparecer para siempre.
¿Qué hay en el menú de la vaquita?
La vaquita es un depredador versátil y oportunista. Se alimenta de al menos 21 especies diferentes de peces y calamares. Su dieta incluye tanto especies que nadan en la columna de agua (pelágicas), como aquellas que viven cerca del fondo marino (demersales). Esta variedad en su alimentación refleja la capacidad de adaptarse a lo que esté disponible en su entorno.
¿Cuánto viven y cómo es la reproducción de la vaquita?
Las vaquitas pueden vivir por lo menos 21 años. Aunque no se conoce con certeza la edad exacta a la que alcanzan la madurez sexual, se estima que ocurre entre los 3 y 6 años. El embarazo dura entre 10 y 11 meses; las crías, que miden máximo 80 cm y pesan 7.5 kilogramos, suelen nacer entre febrero y abril. Durante mucho tiempo se creyó que las hembras solo podían tener una cría cada dos años. Sin embargo, estudios recientes indican que algunas vaquitas pueden reproducirse anualmente, lo que mantiene viva la esperanza de que la especie pueda recuperarse, siempre y cuando detengamos su mortalidad en redes agalleras.
Foto: Crias de vaquita atrapadas en redes totoaberas ©O. Vidal.
La vaquita es asombrosa. Algunas de las características de los fetos y juveniles persisten en los adultos–un fenómeno conocido como paedomorfosis, que se asocia con una mayor capacidad para nuevos cambios evolutivos. Algo que también ocurre con el axolote mexicano, unas salamandras que como adultos conservan la aleta de la cola y las branquias externas que poseían cuando eran juveniles.
¿Que sabemos del comportamiento de la vaquita?
La vaquita pasa la mayor parte del tiempo bajo el agua. Emerge a respirar de manera silenciosa, salpicando muy poca agua y apenas es visible durante unos segundos gracias a su aleta dorsal triangular. A diferencia de los delfines, no forma grandes manadas; se observa usualmente en pequeños grupos de dos individuos en promedio, aunque ocasionalmente se han registrado agrupaciones de más de diez.
Foto: Vaquitas emergiendo a respirar ©Thomas. A. Jefferson VIVA Vaquita.
La vaquita es tímida y tiende a evitar las embarcaciones, probablemente debido al ruido de sus motores. Para desplazarse, comunicarse y localizar a sus presas, la vaquita utiliza la ecolocalización. Emite chasquidos breves de alta frecuencia y banda estrecha—característicos de las marsopas y fuera del rango de audición humana—que le permiten navegar en las turbias aguas del Alto Golfo de California y detectar a sus presas.
La vaquita resiste: lo que sabemos sobre su población
El origen de la vaquita probablemente se remonta a una especie de marsopa que vivía hace millones de años en las costas del Pacífico sur, en lo que hoy es Perú. Gradualmente, estas marsopas se desplazaron miles de kilómetros hacia el norte, bordeando el continente, hasta llegar al Golfo de California. Allí quedaron aisladas y, con el tiempo, dieron origen a una nueva especie única en el mundo: Phocoena sinus.
Hoy la vaquita vive solamente en el norte del Golfo de California, una de las regiones marinas más biológicamente productivas del planeta y en donde permanece todo el año. Múltiples cruceros científicos realizados durante más de tres décadas han demostrado que hoy su distribución es mucho más limitada de lo que se creía, y actualmente está restringida a una pequeña zona entre Rocas Consag y San Felipe en Baja California. La mayor concentración de vaquitas se ha registrado en un área de unos 20 por 12 kilómetros, que ha sido designada Zona de Tolerancia Cero: para proteger a los últimos ejemplares de esta marsopa mexicana, aquí se prohíben las actividades pesqueras con redes agalleras y también el tránsito de embarcaciones.
No se conoce con certeza cuál era el tamaño original de la población de la vaquita. Sin embargo, los estudios genéticos que hemos llevado a cabo indican que, hace aproximadamente 300,000 años, el tamaño efectivo de la población oscilaba entre 1,400 y 3,200 individuos. Esto sugiere una población real estimada entre 4,000 y 10,000 individuos, considerando que el tamaño efectivo suele representar entre un tercio y una cuarta parte del tamaño total.
En 1997, estimamos que la población era de menos de 600 individuos. Para 2008, se había reducido a unos 245 animales; es decir, disminuyó 57%, con una tasa promedio de declive del 7.6% anual. La población disminuyó 34% entre 2011 y 2015, y 47% entre 2017 y 2018. Es decir, la población de la vaquita se desplomó casi 99% entre 2011 y 2018–esta es la caída poblacional más rápida y pronunciada registrada en cualquier especie animal en los últimos 40 años.
Con base en los cruceros de investigación realizados entre 2021 y 2024, estimamos que el número de vaquitas que sobreviven (el tamaño mínimo actual de la población) es de alrededor de 10 individuos.
¿Cómo llego la vaquita al borde de la extinción?
La vaquita ha desaparecido literalmente ante nuestros ojos y hoy es el mamífero más amenazado de las 6399 especies que se conocen en el mundo. Sabemos que centenares de ellas ha muerto atrapada en redes agalleras durante más de 60 años; por ejemplo, estimamos que, entre 1993 y 1995, 39 vaquitas murieron cada año en estas redes. Desde entonces, la comunidad científica nacional e internacional advirtió que, sin acciones contundentes, la vaquita se extinguiría.
Niños con crías de vaquita atrapadas en redes totoaberas, Puerto Peñasco, Sonora, finales de 1960-principios de 1970 ©Abelardo Pino Ruíz.
La dramática reducción de su población no fue un fenómeno natural, fue consecuencia directa de la mortalidad incidental en redes de pesca; una amenaza conocida, predecible y —sobre todo— evitable. A pesar de las advertencias reiteradas, sexenio tras sexenio, las autoridades mexicanas ignoraron la evidencia científica. Las medidas necesarias—como la aplicación estricta de la ley, el patrullaje efectivo y, principalmente, la reconversión de las pesquerías para hacerlas sustentables—no se implementaron en la escala ni la urgencia requeridas.
No fue la falta de conocimiento, sino la falta de voluntad política lo que llevó a la vaquita al borde de la extinción.
Con información de Aristegui.