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Quién es Mohammed ben Salman, el hombre que está cambiando Arabia Saudita

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El heredero del trono, de 32 años, lanzó una amplia reforma económica, social y religiosa del país árabe más poderoso.

RIAD.- Hace apenas algunos años ninguna de las chances estaba del lado de Mohammed ben Salman en el reino saudita, el país árabe más poderoso económicamente y de mayor influencia en el islam. Su padre fue designado heredero sólo por el fallecimiento en 2012 de su sobrino, el hijo del rey, que tenía problemas de salud. Mohammed, además, es recién el quinto hijo del rey Salman ben Abdulaziz. En la carrera meteórica a la que lo lanzó su padre desde que subió al trono en 2015, desplazó a sus cuatro hermanos mayores.

En 2013, cuando muy pocos sabían de su existencia en Arabia Saudita y menos aún en el resto del mundo, Mohammed se definía a si mismo simplemente como “un abogado” de 28 años. Hoy, es la figura más popular del reino, especialmente entre los jóvenes. “Su rápido ascenso es visto por la generación joven como un signo de que las cosas están cambiando”, dijo Jeremy Bowen, editor de asuntos de Medio Oriente de la BBC. 

Mohammed, en la conferencia empresaria donde pidió un “islam moderado”. Foto: AP 

“Pero este ascenso tiene que haber molestado a muchos en una familia real acostumbrada a estar presidida por una sucesión de ancianos”, agregó Bowen, en momentos en los que el rey Salman, de 81 años, no está en el mejor estado de salud.

Las reformas impulsadas por Mohammed comenzaron por el área económica apenas cuatro meses después de que su padre fuera coronado, cuando fue puesto al frente del monopolio petrolero estatal, de la compañía de inversiones públicas del reino, de la política económica y del Ministerio de Defensa.

Mohammed lanzó un revolucionario plan llamado Vision 2030 con el objetivo de terminar con la dependencia de su país de un recurso no renovable como es el petróleo, que hoy genera casi el 70% de las riquezas del reino. Vision 2030 busca poner el foco en la inversión, la creación de empleo, las privatizaciones, el aumento de las exportaciones y la creación de un entorno empresarial sostenible. Mohammed quiere aumentar el aporte del sector privado al PBI desde el actual 40% a un 65% en 2030, con una mayor inversión en otros sectores, como el turismo, la asistencia sanitaria, la educación y la industria manufacturera. 

El joven reformista viajó incluso a Silicon Valley donde, vestido con ropas occidentales, camisa y jean, se reunió con el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, y se dejó fotografiar utilizando productos de la realidad virtual.

Su plan de reformas abarca también el área social de uno de los países más conservadores del planeta, donde las mujeres tienen prohibido votar o salir a la calle sin un tutor masculino, llamado “mahram”, que incluso puede ser un hijo varón. Mohammed quiere una mayor participación de la mujer en el mundo laboral, que actualmente es inferior al 20% de la población económicamente activa, y lanzó hace un mes el “revolucionario” cambio de permitir a partir del año próximo que las mujeres conduzcan vehículos.

Sin embargo, tras conocerse el anuncio, el prestigioso religioso Saad al-Hijri afirmó que las mujeres no deberían conducir, ya que tienen “sólo un cuarto de cerebro en comparación con los hombres”. El clérigo fue suspendido en sus funciones, pero es el emergente de una sociedad ultra conservadora resistente a los cambios.

En el área religiosa, esta semana, durante una conferencia ante 2500 inversores en Riad, Mohammed dijo que la corona, guardiana de los santos lugares islámicos, está buscando volver a “un islam moderado y abierto al mundo y a las religiones”, una declaración totalmente sorprendente.

“No vamos a perder otros 30 años en tratar las ideas extremistas. Queremos convivir con el mundo y acabar con los restos del extremismo”, dijo, aludiendo al asalto que grupos radicales cometieron en la Gran Mezquita de La Meca, en 1979, fecha en que Arabia Saudita abandonó el islam “moderado”.

En cuanto a relaciones exteriores, Mohammed tiene estrechos lazos con Estados Unidos y la adminstración de Donald Trump, y considera a Irán, el país chiita, como su principal enemigo. Dijo que el diálogo con ese régimen es “imposible”. Su guerra subsidiaria se desarrolla en Yemen, donde los sauditas tratan de restaurar el gobierno derrocado por los rebeldes hutíes, que cuentan con respaldo iraní. 

En el ámbito personal Mohammed, no es ajeno a las excentricidades de los multimillonarios del Golfo. El año pasado compró un yate de 139 metros de eslora para su uso personal al magnate ruso del vodka, Yuri Shefler, y pagó por él 500 millones de dólares.

Sin embargo, en una monarquía acostumbrada a las intrigas palaciegas, no está claro hasta dónde llegará el poder de Mohammed. “Una parte importante del establishment considera que no merece todos los poderes que le fueron otorgados”, consignó el diario británico The Guardian citando a fuentes occidentales en Riad.

Agencias AFP y AP

 

 

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