Salud
¿Porqué sufren ansiedad los niños?
Un niño se estresa cuando lo involucramos en problemas de adultos
Es poco probable que de ellos nazca un problema espontáneo, porque los niños poseen la maravillosa capacidad de disfrutar el presente sin estar pensando lo que harán después. Ellos son capaces de conectarse al aquí y ahora de manera que su mente se halla en el mismo lugar donde se encuentran físicamente. Pueden disfrutar de cosas sencillas sin prisa, sin aprensión. No están esperando irse a otro lugar; solo viven el momento, el día a día.
¿Porqué entonces se han incrementado los trastornos de ansiedad infantil en los últimos años? Las causas se relacionan con los adultos y sus descuidos, con su escasa preparación para separar sus problemas de la vida de sus hijos.
Los mayores somos expertos en contaminar la infancia, en generar explosiones emocionales que se salen de control y generan una onda expansiva, que invade esas etapas que debieran ser hermosas y llenas de paz y buenos momentos.
Un niño se estresa cuando lo involucramos en problemas de adultos; cuando somos rebasados por nuestras decisiones irresponsables, y quedamos a deber en nuestro rol como padres, guías, formadores y educadores.
Alteramos su estabilidad emocional cuando lo sobrecargamos de actividades extraescolares y le hacemos sentir que su valor como persona depende de sus logros académicos y de los conocimientos y habilidades que acumule viviendo cada vez más deprisa.
La ansiedad llega cuando le impedimos vivir su infancia y pretendemos convertirlo en un “adulto chiquito”. Cuando lo comparamos con más niños y esperamos que persiga las mismas metas que a ellos les han impuesto.
Las escuelas también contribuyen a generar ansiedad en los menores: cuando sus programas educativos están mal orientados y no respetan la diversidad de las inteligencias múltiples.
Es un grave error intentar evaluar de la misma manera y los mismos perfiles a todos. Pero principalmente se estresan por la lejanía de sus padres, que han dejado de leerles libros y de platicar con ellos y han depositado la responsabilidad de su papel educativo en una tableta electrónica y en las redes sociales. El nivel de estrés de un niño, es directamente proporcional a nuestro grado de ausencia como padres.
Con información de Milenio
JE